Jazmines
Vicente Huidobro
Dulce Jazz de octubre
jazmines sin medida
sobre el prado numérico del arte
pétalos del frenetismo de sonrisas
endulzando el aire
¡oh, flor consagrada por los augures!
golondrinas atravesadas por el viento
con las que se hace
para descifrar futuros
con su aroma a esperanza
profesora profesante de alegrías
alquimista de felicidades
geómetra reordenadora de derrumbes
-humanidad perdida del mundo latente en tu piel-
a gusto de tu compañía
jazz de mi calma en tu presencia
me divierto con solo verte
y repito al viento
¡Que nunca contaminen tu esencia!
Raro jazmín del cielo
Santo justo
colgador de este puente
mojado de azares numéricos
¡Oh, puente edénico!
con sus tablas de cerámica
tejidas con aroma a té
Puente que me lleva
al jardín hipnótico
de jazmines danzantes
Sentado a las orillas
de este nuevo mundo
sorprendido admirador eterno
hechizado por tu andar
En el sublime silencio
solo sé nadar por tu café
esos ojos donde el tiempo
prefiere recostarse a descansar
Dígase: poesía, folklore, danza o arte
todo se reduce a nada
cuando tu presencia etérea
está junto a mi lado
ý te veo desplegar tus alas
para llevarme a besar el cielo
XII
Futuro vestido de tus ojos café
despertando mis sueños de distracción
Dadora de vida que borra mi adicción
Ilustradora de mi obra, mi epígrafe
Ya no existe ninguna catástrofe
desde que existo gracias a tu observación
Raro, de existencia única, quizá función
siguiendo tu paso constante de profe
En tu suavidad concluye mi caída
para descansar y admirar eterna
tu sonrisa de flores sin medida
Con tu amalgama de adrenalina
y felicidad pintando mi mundo
Con tu nombre y el alba me fundo
Vías
esta tarde bordada con tu eternidad
limpiando toda tormenta
con tu cariño de alegrías
desbordándote por los poros
tus hilos abrazando mi cuello
desatando todas las angustias
caricias tibias y tímidas
moldeando mi respirar
con tus sonrisas en cada mano
tu alquimia bordando de oro mis dedos
calmando todo temblor
serenando mi alma
me viste perdido en mi desierto
y lo decoraste con la suavidad de tus cactus
en esas macetas sobre mi piel
tanto arte que dan tus manos
el paisaje más bello
en contraste con el cielo
tan limpio, calmo y vació
que solo podrías llenar con tus ojos
la vida me susurra lo inevitable de nuestro encuentro
mientras sueño recorrerla
sosteniendo tus mágicas manos
cargadas con la esencia de hermosos conejitos
cuanta ternura tus ojos de vidrio
que nada pueden esconder
y me pierdo en el asombro de escucharlos
y sé que mi gloria está en ellos
solo puedo tejerte algunas palabras
con las certezas de mi pecho
para tu tanta indecisión
y esperarte tranquilo
nadando en el mar de amor de tus pupilas
sepultando toda duda y sabiendo
que estamos cocidos a la misma estrella
Comentarios
Publicar un comentario